La Violencia Gineco-obstétrica es violencia estructural, es violencia patriarcal
Aunque pueda parecer asombroso hoy en día, poder parir con libertad, empoderada y desde un acompañamiento respetuoso no es lo común. Y por el contrario, en terapia me encuentro madres destrozadas, con culpa, depresión… entre otros mil detalles que iré abordando, en este caso, porque el primer cumple de su hije coincide con el aniversario de una situación traumática para ellas, donde muchas veces, es el primer momento de tomar conciencia y de unir el contenido cognitivo con la información emocional y corporal que había quedado disociado para poder sobrevivir.
Esto me llevó a seguir formándome para acompañar en terapia desde la psicología perinatal, a leer y a dejarse sentir en mi propia piel y a visibilizar las violencias propias y las de todas.
Como es imposible resumir en este artículo la información suficiente sobre la violencia obstétrica y ginecológica en España en la actualidad, facilitaré unos ejes que inviten a la reflexión y nombraré recursos para seguir investigando, visibilizando y poniendo conciencia.
El Parto es Nuestro
El Parto es Nuestro es una asociación sin ánimo de lucro y feminista, formada usuarias y usuarios del sistema sanitario, principalmente mujeres y madres, que pretende mejorar las condiciones de atención a madres e hijes durante el embarazo, parto y posparto. Nació en el año 2003 para prestar apoyo a mujeres que habían sufrido cesáreas y partos traumáticos y proporcionar información basada en la evidencia científica. “A raíz de los testimonios que fuimos recogiendo, la mayoría relativos a cesáreas innecesarias y malos tratos durante el parto, nos decidimos a iniciar acciones para reivindicar un mayor respeto y protección hacia los derechos de las madres y los niños, mejorar la atención obstétrica y difundir las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud en la atención al parto, así como promover la lactancia materna”
“El feminismo nos ha ayudado a explicar que lo que sucede en muchos partos dolorosos y traumáticos no es un hecho aislado sino algo estructural que reproduce esquemas patriarcales del resto de la Sociedad. Nos ha ayudado a poner nombre a la violencia obstétrica y a identificarla como una arista más de la violencia de género, a comprender por qué existen todavía algunas prácticas inadecuadas y el por qué del androcentrismo en la práctica sanitaria. Pero sobre todo, el feminismo nos da herramientas para el cambio”.
¿Qué quiere decir un parto respetado?
¿No se da un parto respetado en todos los hospitales? ¿Por qué es importante devolverle a la mujer su poder: tu que quieres, tu que piensas? ¿Por qué es importante visibilizar la violencia obstétrica?
Pues no, no hay parto respetado en todos los hospitales y no todos los profesionales médicos son respetuosos y humanos. Venimos de una trayectoria de instrumentalizar y medicalizar, la medicina en general, y más concretamente en lo que al embarazo, parto y postparto se refiere. Y no es cuestión de criticar la atención sanitaria, sino de poner atención a cómo a lo largo de la historia se ha ido negando el saber de las mujeres.
Que el parto tecnocrático se instaurara significó una expropiación del cuerpo de las mujeres, una intervención médica no necesaria, que por ejemplo, en los siglos XVIII y XIX, donde las técnicas de esterilización e higiene del material quirúrgico no se conocían, provocó un aumento en la mortalidad materno infantil. Incluso, padres de la obstetricia, en el siglo XVIII, como W.Hunter y W. Smellie, realizaron prácticas no éticas y abusivas con las mujeres embarazadas o tras el parto para crear sus atlas y sus láminas científicas sobre este campo de la medicina.
Y además, comenzó a facilitarse el parto para el médico y no para la mujer, por ejemplo con el cambio de postura al parir, anteriormente en cuclillas, de pie… para ponerlo en posición de litotomía que facilitaba las necesidades médicas frente a las de la madre y la criatura, dificultando el fluir del parto y haciéndolo más doloroso y menos natural.
Menospreciando el conocimiento de la red de mujeres que acompañaba en los nacimientos, colocando así la mirada masculina y patriarcal sobre el embarazo, parto y postparto. Controlando los cuerpos de las mujeres y preparándolas para la sumisión en la maternidad.
Podríamos clasificar los partos en naturales, sin asistencia médica y en artificiales, con asistencia médica. Y dentro de estos, a su vez los agrupamos en respetado, inducido y cesárea.
Un parto requiere de intimidad, donde la mujer y su cuerpo saben cómo proceder. Se abandona el neocortex, y para ello requiere de un lugar seguro y de confianza, para ser guiada por un cerebro más primitivo, más sabio y más animal, porque un parto es salvaje y no requiere medicalizar, ni instrumentalizarlo, salvo en ocasiones graves, donde entonces sí será necesaria la intervención ginecológica, y siempre en coordinación (información constante) a la persona gestante y la no gestante. Siendo la persona no gestante y la matrona la compañía necesaria y suficiente para el buen fluir del trabajo de parto, en esa danza de vida entre la gestante y su criatura.
¿Porque hay preparaciones al parto que son para prepararte a una maternidad sumisa y patriarcal? ¿Por qué está tan silenciado el parto? ¿el grito da pudor? ¿Que ayuda a sentir que tu parto es respetado?
Saber que no hay una forma mejor o peor de parir, que el parto es tuyo, que tu puedes y debes elegir. Que necesitas estar informada y bien asesorada desde la libertad y el respeto. Ser dueña de tu plan de parto y abierta a aceptar los cambios que sean necesarios durante el trabajo de parto a favor del bienestar de la criatura y de ti, como mamá gestante.
Estas son las medidas solicitadas para un parto respetado, que ya se han establecido en bastantes hospitales como protocolo de actuación y en muchos otros siguen siendo una utopía o incluso “una desfachatez”
– Evitar la episiotomía por rutina
– Eliminación del edema y el rasurado por rutina
– Intentar que se mantenga un mismo equipo de acompañamiento en el embarazo, parto y posparto. Una cara conocida es clave para entrar en un estado de confianza y que el parto prospere
– No más intervención de la necesaria en el embarazo, no menos de la necesaria, porque el ignorar o no tener presencia médica suficiente también es violencia por abandono
– Información continuada a la persona gestante y a la persona no gestante, que está acompañando en el proceso de parto. Solicitud de consentimiento para las prácticas médicas extra, como pueda ser un tacto vaginal extra, si fuera necesario o la presencia de un residente, tanto de matrona como de ginecología, a su parto
– Reducción de tactos vaginales al mínimo necesario, aunque sea un hospital universitario. Ya que los cuerpos de la mujer deben usarse con respeto y humanización a la hora del aprendizaje y las prácticas médicas
– Mayor acompañamiento en la lactancia y en el puerperio
– Mayor acompañamiento en el embarazo a través de grupos y derivaciones, facilitando el la mujer gestante un acompañamiento multidisciplinar si ella lo desea
– Eliminación de la maniobra de Kristeller
(*Puedes encontrar toda la info de esta campaña aquí)
– Unidades de neonatos abiertas 24h para no separar madres e hijes
– Cesáreas respetadas y solamente si de verdad son necesarias. Donde poder seguir manteniendo el piel con piel con la madre
– No forzar la inducción la parto antes de la semana 42, salvo casos graves
– Libertad de posturas para parir, elegidas por la madre. Evitando la postura supina o la posición de litotomía. Estimular la deambulación durante el trabajo de parto. Manejo de la biomecánica para favorecer la colocación del/la bebé, disminuyendo los pródromos insidiosos y favoreciendo la reducción de las cesáreas
– Favorecer, acompañar y asesorar el inicio de la lactancia con inmediatez al parto
– Abandonar el Monitoreo fetal electrónico rutinario sin determinación de pH en cuero cabelludo
– No repetir de manera rutinaria una cesárea por haber tenido una cesárea anterior
– Reducir al máximo el uso de oxitocina artificial, que inhibe la oxitocina natural, dejándola para un momento de mayor riesgo, como puede ser el alumbramiento de placenta
– Cortar el cordón una vez que hayan cesado las pulsaciones del mismo mientras el bebé se encuentra con su madre, siempre y cuando no exista una hemorragia significativa
– Minimizar la cantidad de intervenciones durante el trabajo de parto; particularmente evitar la introducción de cualquier dispositivo dentro de la vagina. Estimular una política de «manos libres»
– No separar al bebé de su madre en las primeras horas después del parto. Intentar realizar todos los exámenes necesarios para el recién nacido normal en la cama de la madre, en lugar de utilizar una mesa examinadora apartada. Y retrasar la realización de los exámenes que no sean necesarios y realizarlos con la madre y la criatura juntas. Demorar la hora del baño para favorecer el piel con piel y el momento de lactancia
– Abolición del uso de sedantes /tranquilizantes de rutina* para “sedar a mujeres descontroladas”
*Quiero destacar esta práctica de maltrato que se ha realizado con regularidad para contener la expresión de la mujer pariendo, por pudor, miedo, para controlar a través de laadministración de tranquilizantes o sedantes durante la dilatación y el parto, incluido el haloperidol (un antipsicótico) para mantener a las mujeres sumisas y calladitas, restringiendo el poder de parir.
Sacar la voz en el parto es imprescindible. Incluso las matronas saben cuando estás dilatada y llega el momento sin hacer tactos, ya que la voz cambia, baja en el expulsivo. Al igual que cambia tu mirada y la línea del sacro.
Y para poder tener una información más completa, en este enlace encontrarás los Principios de la Organización Mundial de la Salud (OMS) acerca del cuidado perinatal: guía esencial para el cuidado antenatal, perinatal y postparto.
Violencia Obstétrica
¿Os habeis preguntado porque nacen menos niñes en las vacaciones, en fin de semana o por las noches? Siendo las noches el momento más propicio para el nacimiento, ya que este se ve favorecido y estimulado en momentos de calma, donde la madre se siente a salvo en su cueva y la adrenalina disminuye para dar paso a la oxitocina que acompaña el parto.
¿Os habéis cuestionado cómo es el acompañamiento en el embarazo? ¿os habéis sentido una vasija muy cuidada que al dar a luz deja de tener importancia?
Existen matronas maravillosas, despiertas, conscientes, iimplicadas, grandes profesionales y con mirada feminista pero tambén se dan malas experiencias en el acompañamiento al parto y durante el embarazo; entre ellas frases de la matrona del centro de salud de referencia que nos abroncan e infantilizan, por ejemplo: “Has engordado mucho” siendo esto un juicio carente de acompañamiento en la salud. Siendo más útil y satisfactoria, sin embargo, la propuesta de una dieta más sana, el asesoramiento sobre que alimentos tomar por las mañanas o por las noches para manejar la glucosa, clave en la diabetes gestacional, la contemplación de dietas vegetarianas o de casos específicos e individualizados, como pueda ser el hipotiroidismo, sin generalizar a una tabla estándar de peso recomendado basada en el IMC, índice de masa corporal, donde se olvida la atención a la individualidad, la edad, el metabolismo, el nivel de actividad, el tipo de dieta habitual, los niveles de descanso, enfermedades previas… de la madre gestante.
Estas tablas hacen que sientas culpa o malestar. Que no “lo estas haciendo bien”.
Se requiere de tiempo y empatía para analizar qué le puede estar ocurriendo a esta mamá gestante y cómo acompañarla con recursos, propuestas y soluciones. Que no inciten de manera juiciosa a problemas alimenticios, que pudieran acabar en el debut de algún TCA o comiendo a escondidas por la noche, para saciar su hambre, a veces, hambre ansioso, por todo el miedo que conlleva “hacerlo bien para tu criatura” y la soledad que se vive en este proceso.
También puedes encontrar frases del estilo: “Estás durmiendo poco, así no se puede, vas a llegar cansada al parto y lo que es peor al postparto” dejando a la mujer sola ante una dificultad que ella no elige voluntariamente y que no puede gestionar, sin aportar recursos y abroncando.
Presentando especial dificultades para madres gestantes que son autónomas o con negocios propios, ya que cogerse una baja para poder dormir durante el día puede llegar a ser ciencia ficción. O para madres gestantes de familia monomarental, donde son el único sustento de la familia. O para madres con otras criaturas a las que acompañar en la crianza diaria. Porque este tipo de trato olvida la importancia de la interseccionalidad, donde las diferencias constituyen realidades muy cambiantes.
El género y los mandatos patriarcales nos atraviesan
¿Te has parado a pensar que te dicen cuando das la noticia del embarazo y que le dicen a la persona no gestante, especialmente si es tu pareja y es un hombre hetero?
Aquí te dejo algunos ejemplos.
Hacía la mamá gestante:
– “te va a encantar, te va a cambiar la vida”
– “Buff el posparto es durísimo pero verle la carita lo compensa”
– “¿has engordado 13 kilos ya y no te han regañado?”
– “Esos kilos ya no se pierden”, “el cuerpo cambia para siempre, ya no vas a recuperar el tuyo”
– “es un amor completamente distinto, te cambia la vida y el concepto de amar”
– “Mujer, da igual que sea niña o niño, lo importante es que venga sano”
– “es niño porque estas muy guapa, las niñas roban la belleza a la madre”
Y un sin fin de consejos, sin preguntarte como has pensado hacerlo tu o sin que hayas tu preguntado sobre este tema, por ejemplo: “Darle el pecho más de la cuenta genera dependencia”, “si lo metes en tu cama no lo vas a sacar nunca”…
Infantilizan tu criterio, dan por hecho que el amor puede con todo, que serás capaz de vivir abnegada por amor a tus criaturas, que la buena madre es la madre sumisa y obediente con las normas patriarcales.
Marcela Lagarde ya hablaba del proceso identitario de estar y ser para otros. Y la maternidad patriarcal se construye en la entrega, en priorizar a les otres. En la represión del deseo materno para la sumisión. Con las renuncias que haces a tu profesión, a tu tiempo libre, a tus redes sociales, amistades y a tu militancia, ya que todo esto es totalmente insignificante en comparación con el amor por ser madre.
Incluso ningunean tus expectativas sobre el género, porque si, el género si importa, especialmente no por como lo eduquemos en casa, si queremos mantener la neutralidad o apostar por el género fluido, sino especialmente por la educación y trato diferencial de esta sociedad patriarcal.
Mientras que en el hombre, padre no gestante, las frases que se reciben son de este estilo…
– “ya lo siento”
– “enhorabuena y lo siento”
– “ya se te ha acabado lo bueno para los próximos 12 años”
– “ya te has dejado engañar”
– “prepárate a no dormir”
– “se te acabó montar en bici, ir a este festival, tu tiempo libre…”
Aunque en algunas ocasiones también reciban mensajes de un hombre a otro hombre diciendo: “lo mejor que me ha pasado” o “ yo no lo cambiaría por nada”.
Pero sin duda, todas estas afirmaciones dan a entender la renuncia que hace el hombre, que no ha sido él quien elige voluntariamente, que es un disgusto, que a él no le cambiará la vida por amor y que no se precisa su abnegación, sino que se ponga en lucha y defensa para proteger su tiempo libre y su autonomía.
Incluso es preciso mencionar la reapropiación masculina, por ejemplo cuando los médicos dicen: “he traído x número de niños/as al mundo” como si esta no fuera esa danza de vida que ya hemos mencionado entre madre gestante y criatura. O cuando expresan, como padres orgullosos, “que buenos niños hago”, considerando que la carga géntica referida al sexo la ponen ellos.
Queridas madres gestantes, necesitamos los grupos para nombrar y reconocer las violencias, para sentirnos acuerpadas, acompañadas. Para posibilitarnos el atender nuestras heridas.
No somos “demasiado sensibles”, no tenemos “la piel muy fina” no somos “caprichosas” por saber cómo queremos parir. Y si salimos de una consulta médica llorando o a punto de hacerlo es revelador. Todo esto es violencia obstétrica y no hay que normalizarla, sino visibilizarla y denunciarla.
Por el buen parto, por las buenas prácticas y por el empoderamiento de nuestra salud.
Dejo algunos artículos, libros y cortos recomendados para seguir ampliando conocimiento.
– Corto: “Por tu bien” de Iciar Bollaín, 2004 (para verlo pincha aquí)
– Artículo: La lucha feminista se traslada a los paritorios para poner fin a la violencia Obstétrica (para leerlo pincha aquí)
– Asociación: El Parto es Nuestro (más info en su web)
Libros recomendados:
– “Mi parto robado” de Nahia Alkorta
– “Ser mamá” de Nazareth Olivera Belart (@comodronaenlaola)
– “Parir: el poder del parto” de Ibone Olza
– “Somos la leche” de Alba Padró
– “Conoce tus posparto: 40 días y 500 noches” de Lola Aguilar
– “Puérpera perdida: la transformación vital posparto” de Ascensión Gómez López
Autora: Lorena Polo