
FAMILIAS DIVERSAS MULTIESPECIES.
Datos demográficos mascotas Vs niñes.
La prensa nos ofrece en estos días, unos datos demográficos claros con respecto al censo de mascotas y niñes en España: al cierre del 2024, había 1.600.696 gatos y 9.291.324 perros, 10.892.020 mascotas censadas frente a 8.025.186 menores, según el INE. Hay 6 mascotas por niñe y estos datos apabullantes tienen un significado.
Cierto es, que son datos sesgados porque muchas mascotas al fallecer no son dadas de baja, y no todas las mascotas son dadas de alta en el censo, a pesar de ser obligatorio por ley. La Ley de Protección Animal exige el censo de las mascotas, no solo por el control de las mismas, sino porque se las reconoce como seres dotados de sensibilidad, a las cuales hay que proteger. No permite más de 5 mascotas por vivienda, puesto que es lo que considera el limite para que todes los miembres tengan un espacio adecuadao para su bienestar.

¿Por qué según el censo el número de mascotas es tan alto?
Primero tendríamos que nombrar las dificultades que las personas encuentran para decidirse a la maternidad y paternidad, así como, las pocas ayudas estatales en favor del ascenso de la población infantil, y la dificultad en la conciliación. Podemos añadir que afecta también el cambio de edad de la madre (tiende hacia los 40 años), así como la precariedad laboral que condiciona la posibilidad de tener hijes de manera responsable. O la inestabilidad familiar con un 60% de divorcios que no anima a ciertas personas a tomar la decisión de tener hijes.
Es más fácil tener una o varias mascotas, que un hije. Y además somos una sociedad cada vez más sensible a los animales, con los cuales conectamos más y le vamos dando más valor.
Aunque también tenemos que tener en cuenta, que existe una visión romantizada acerca de la tenencia de mascotas. Ya que hay quien se imagina que es una crianza sencilla, con poca responsabilidad y que se estable con elles una relacion unilateral (nos dan amor incondicional), sin darnos cuenta de que tienen necesidades, toman espacios y tiempos, y requieren educación/socialización, así como un gasto enonomico. Tendríamos además que tener en cuenta su propio carácter o raza, que exigen más o menos disponibilidad por nuestra parte, y de lo cual deberíamos informamos antes de la convivencia, ya que esto puede hacer que vivamos una crianza más o menos compleja.
Otro de los datos a tener en cuenta, es que hablamos de una población humana envejecida cuya elección de compañía suele ser de mascotas. Los animales cubren vacíos, proporcionan afecto y compañía para paliar la soledad no deseada. Mucho pudo tener que ver también el confinamiento por el Covid, que impulsó a muchas personas a dejarse acompañar por animales para combatir la soledad.
Y actualmente, además, muchas personas eligen vivir solas, compartiendo su vida con una mascota, y creando un vínculo tan estrecho, que se podría considerar una familia monoparental.
Las mascotas ya no ocupan un lugar residual.
Si hablamos del vínculo, nos topamos también con el tema de que la relación entre humanos nos resulta costosa, difícil y nos obliga a trabajarlas, sin embargo, con los animales el vínculo se da fácil y automáticamente.
En cada fase evolutiva de la persona (niñes, adolescentes o adultes), una figura peluda aporta una función o un rol importante. El psicólogo Brickell nos hablaba en la teoría del aprendizaje familiar sobre cómo influye el vínculo humano-animal. Él ampliaba con esta teoría al marco de lo social y lo familiar, ya que afirmaba que al individuo no solo le afecta su propia estructura sino también era afectado por su entorno. Esta teoría se tomó como referente en la Psicoterapia Asistida con Perros. Utilizando su pirámide del poder a través de la cual nos contaba, que les niñes ocupan el escalón más bajo, por debajo de elles están los animales, a través de los cuales desarrollan su capacidad de dominación, se dejan apoyar o se pueden permitir cosas que con les adultes no podrían. Los adolescentes en los animales buscan su identidad o apoyo emocional. Los adultos poder cubrir un vacío (de un hijo, pareja o similar) o puede ser un símbolo de status. En la tercera edad, con una autoimagen debilitada, puede tomar formas múltiples para paliar efectos negativos de la vejez, en la renovación de roles o sustitución de personas.
Tal es la importancia de su presencia entre nosotres.

Actualmente nos enfrentamos a nuevos modelos familiares. Las estructuras familiares cambian. Los animales forman parte de la familia, en un lugar central, y resultan afectiva y económicamente más sostenible, y de menos responsabilidad que les niñes. Nuestras prioridades humanas cambian, en pro de los retos laborales y la estabilidad económica, dicen desde las ciencias sociales. Y en mi opinión personal también, afecta en la balanza, que nos sentimos más libres en la elección de cómo queremos vivir. En la actualidad tenemos más libertad para poder elegir el tipo de vida o de familia que queremos construir.

Os comparto este texto, como reivindicación hacia las instituciones pertinentes, en exigencia a las ayudas que tengan que facilitar a aquellas personas que tengan deseo de maternar o paternar. Actualmente es una decisión complejísima y en ocasiones imposible de tomar.
Es también un apoyo a aquellas que elijan no hacerlo, y apuesten por la construcción de otros tipos de familias, y a los que también quieran formar familia con la compañía de un animal.
Y, como profesional del acompañamiento terapéutico, espero que estas palabras sirvan de reflexión y de aviso, en lo que se refiere a nuestras dificultades sociales, para que los animales no sirvan de evitación a la relación entre humanos. O para cubrir vacíos que no nos atrevemos a llenar como corresponden. Porque hacer frente a nuestras dificultades nos hará sentir completes y libres. Porque el contacto entre nosotres es insustituible. Y porque esto, además, nos hará tener un vínculo más sano con elles.
¡Por una convivencia sana y nutritiva!
Autora: Marian Orellana